Del ensayo a la adopción: los productores eligen los biológicos

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A nivel global, las demandas de mayor sustentabilidad en los procesos de producción de alimentos son crecientes y son uno de los factores que están llevando a cambios de paradigmas, como por ejemplo el crecimiento en el uso de insumos biológicos que ayudan a reducir la aplicación de fitosanitarios y fertilizantes químicos. 

De manera paulatina, estas herramientas –que dejaron de ser una novedad y son tendencia– ganan espacio en las preferencias de los productores. En un escenario que a nivel global demanda cada vez más sustentabilidad en sus procesos, la adopción de esta tecnología permite agregar valor en el lote y de manera amigable con el ambiente.

Argentina es un ejemplo: una reciente encuesta realizada por la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) determinó que ya un 27,7% de los agricultores argentinos incorpora al menos un producto biológico cada año en su estrategia agronómica.

LAS VENTAJAS DE LOS BIOLÓGICOS

Como se menciononó, el uso de estos productos ofrece una serie de beneficios: reduce el impacto ambiental, disminuye el riesgo de generación de resistencias a los compuestos químicos de síntesis y mejora la inocuidad alimentaria. 

Vale recordar que estas herramientas biológicas pueden aplicarse de manera independiente o bien en combinación con otros fitosanitarios. De este modo, se mejoran los porcentajes de control y se aumenta la persistencia de los tratamientos.

Como resultado, la productividad de los cultivos tratados se incrementa, ofreciendo una solución eficaz y sostenible para enfrentar los desafíos del sector.

Por ello, el potencial de crecimiento de cara a los próximos años es por demás prometedor.

UNA MIRADA A FONDO SOBRE LOS BIOLÓGICOS

En diálogo con Infocampo, la ingeniera agrónoma Guillermina Tropeano -Responsable de Marketing en Koppert Argentina– analizó la evolución del mercado de insumos biológicos -que año a año crece a tasas más que interesantes- y también detalló algunos de los recientes lanzamientos de la firma. 

-¿Porque pensás que los productores eligen los insumos biológicos?
-Por un lado, el tema de resistencias y la presión de plagas, que nos obligan a mejorar los planteos productivos, indagar y darle la posibilidad de entrada a nuevas tecnologías. Está probado que productor o asesor que utiliza biológico como ensayo o prueba, luego lo adopta y campaña tras campaña confía en esta tecnología y aumenta la superficie de siembra que tiene tratada con biológicos. También es tener inocuidad alimentaria, no tener residualidad y permitir que el producto se pueda consumir en el corto plazo.

-¿Como perciben el interés de esta tecnología entre los jóvenes?
-Desde Koppert tenemos mucho vínculo con el ámbito académico y observamos que las nuevas generaciones tienen otra formación. Cuando nosotros estudiábamos, microbiología era una asignatura más. Hoy la formación académica está mucho más profundizada y el interés por parte de las nuevas generaciones es muy genuino; creo que son gran parte de lo que es la transición hacia el uso de los bioinsumos. Nos ha pasado con chicos que nos cuentan “logré que mi papá use el producto y le encantó”. Estamos en una transición, pero notamos un crecimiento campaña tras campaña. 

-¿Estamos en una instancia en la que el producto biológico aporta un diferencial de precios, por ejemplo al momento de exportar?
-El diferencial quizás se puede llegar a reflejar en cultivos como la vid, en algún intensivo o en la certificación orgánica vinculada a la exportación. En esos el diferencial está más a la vista, pero creo que es algo hacia dónde vamos. La entidad que se le está dando a los biológicos es importante y es parte también de la demanda del consumidor, de cómo empezó a cuestionar formas de producir que todos teníamos adoptadas y quizás no cuestionábamos tanto. Ahora, tenemos otras herramientas más y no queremos desplazar nada, sino simplemente sumar, potenciar y lograr que se produzca de manera inocua y segura.

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Tropeano: “La presión de plagas nos obliga a mejorar los planteos productivos”

-¿Cómo se posicionan los biológicos a nivel de costos? Es algo que los productores tienen en cuenta a la hora de tomar decisiones.
-En líneas generales, a nivel tratamiento 100% biológico de semilla, los costos son muy similares. Siempre buscamos compararnos con principios activos de punta, porque en el mercado existen algunos principios antiguos que son más económicos. Por ejemplo, en el caso de fertilizantes no hablamos de reemplazar, el producto biológico es un complemento para potenciar. Lo mismo ocurre con insecticidas, en la mayoría de los casos los insecticidas biológicos se utilizan en conjunto con los químicos, dependiendo de la presión de plaga. Son tecnologías que se complementan y aseguran también que los otros productos actúen mejor y evitemos las resistencias, que cada vez nos complican más la parte productiva.

-Tomando como base la paleta de productos que ofrece Koppert, ¿cómo fue avanzando en Argentina el uso de insumos biológicos?
-En los últimos años el tratamiento de semillas era un 75% de uso de biológicos y un 2% entre fungicidas e insecticidas. Ahora, la tendencia es que el tratamiento de semillas se sigue manteniendo, migrando de manera progresiva hacia un tratamiento 100% biológico, además de una gran adopción de bioestimulantes, porque venimos de años muy secos con tremendo estrés hídrico. Está probado también que estas tecnologías de bioestimulantes, que protegen la floración y permiten que el cultivo presente su máximo potencial genético, se están adoptando. Y hay un salto grande en lo que es fertilizantes biológicos y bioinsecticidas.

LANZAMIENTOS EN BIOINSECTICIDAS

En este contexto, en el transcurso del año, la firma amplió su portfolio de bioinsecticidas en Argentina, a partir de la incorporación de Boveril Plus.

Se trata de un producto 100% biológico, formulado a base del hongo entomopatógeno Beauveria bassiana, elaborado a partir de una una cepa exclusiva de Koppert, la ESALQ PL63.

 

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El bioinsecticida ofrece un control prolongado de plagas como la mosca blanca (Bemisia tabaci y Trialeurodes vaporariorum) y la arañuela roja (Tetranychus urticae), en  cultivos como hortalizas, frutales, tabaco y cultivos extensivos.

“Su tecnología de formulación desarrollada en Brasil y la cepa del hongo seleccionada, aseguran la efectividad del microorganismo en cuestión”, señalaron desde la compañía.

A partir de se elevada concentración de conidios viables, Boveril Plus ofrece las siguientes prestaciones: 

  • Control biológico.
  • Eficacia agronómica. 
  • Recomendado para el Manejo Integrado de Plagas (MIP).
  • Indicado para el Manejo de resistencia de insectos-plaga.
  • Preserva los enemigos naturales.
  • Permite aplicaciones sucesivas y próximas a cosecha

A este lanzamiento se sumó Mulsanne, un bioinsecticida formulado con una cepa exclusiva de Isaria fumosorosea (ESALQ 1296).

En este caso, se trata de un desarrollo para el manejo de la chicharrita de maíz (Dalbulus maidis), que fue presentando en el reciente Congreso Aapresid 2024.

Chicharrita del maíz: cómo es el bioinsecticida que llega desde Brasil para ponerle un freno a la plaga

En los dos casos, Tropeano señaló que se trata de productos que se destacan por su calidad de formulación, elevada performance y estabilidad, cualidad muy valorada al momento de trabajar con microorganismos.

En el caso de Mulsanne -un producto que en Brasil acredita una trayectoria de ocho años-, destacó que en Argentina “las respuestas fueron muy buenas, sobre todo en la última campaña en donde hubo mucha presión de Dalbulus maidis”.

Un dato a tener en cuenta es que en sus productos, Koppert trabajó con desarrollos exclusivos. “Cada vez que lanzamos un producto recomendamos el mejor microorganismo para el mejor control de plaga o para el mejor promotor de crecimiento o el mejor control de patógeno”, concluyó.

InfoCampo