En los gastos familiares, la carne sigue postergada y vuelve a ser un techo para las subas de la hacienda

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En la recta final del año, si bien algunos datos de la economía comienzan a transitar un sendero favorable, esta situación no termina de trasladarse al consumo de carne vacuna, que sigue en niveles bajos y representa un escollo para la recomposición en los precios de la hacienda

Por el lado de los números de inflación, es indudable que comenzó a percibirse una mejora evidente. De acuerdo a los datos oficiales de octubre, se confirmó una tendencia a la desaceleración inflacionaria, tras los máximos alcanzados a finales del año pasado.

Con 2,7%, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de octubre fue la cifra más baja de 2024 y retomó los niveles de finales de 2021.

“Sin embargo, la sensación de la calle es que el poder de compra de los consumidores aún no logra recuperarse”, advirtieron desde el mercado ganadero de Rosario (Rosgan).

LA HACIENDA, A LA ESPERA DE UN REPUNTE DEL CONSUMO

Cabe recordar que, la semana pasada, hubo una recomposición de precios en el Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG), que parecía la campana de largada para un repunte de los valores.

Pero por el momento, aunque las categorías de novillitos y vaquillonas de consumo mejoraron sus cotizaciones, los valores no terminan de afirmarse. 

Es una tendencia que persiste: una postal frecuente de este año fue ver a los precios de la hacienda de consumo “correr” por detrás de la inflación, escenario que también se trasladó a los mostradores de las carnicerías.

Un relevamiento efectuado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), confirmó que, tanto la carne vacuna como la porcina y la aviar, en los últimos 12 meses registraron subas de precio inferiores a la inflación.

“El precio del pollo y del pechito de cerdo tuvieron una variación interanual del 176% y 173% respectivamente, mientras que el precio promedio de los distintos cortes de carne vacuna alcanzó el 149% interanual, con apenas un 33% en los primeros 10 meses de este año“, señalaron. 

 

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El problema radica, entonces, en que los gastos de las familias se están destinando a otros rubros que sí se han incrementado más que el costo general de vida.

El Rosgan cita que, si se analizan los datos a octubre del INDEC, la división que mayor aumento registró, por encima del 2,7% de Índice General, fue “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, con un 5,4%; contra “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, cuyo aumento promedio fue de apenas 1,2%.

En tanto que, en lo que va del año, las subas en alquiler de la vivienda y demás gastos conexos acumula un incremento del 216,6%, mientras que la suba general de precios de los alimentos alcanza el 88,8%.

“En concreto, la trayectoria de ambos indicadores no hace más que confirmar la readecuación que sufrió la distribución del presupuesto de los hogares en los últimos meses, en la que claramente el gasto en alimentos esta sintiendo una de las mayores caídas”, resume el Rosgan.

¿HABRÁ SUBA DE PRECIOS ANTES DE FIN DE AÑO?

Bajo este panorama, con un salario que todavía no termina de recuperar su poder adquisitivo, el consumo sigue golpeado.

Según datos publicados por la Secretaría de Agricultura, esta variable cayó en los primeros nueve meses del año a un promedio de 47,3 kilos per cápita, más de un 11% en la comparativa interanual.

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En ese período, el consumo de pollo retrocedió menos de un 2%, mientras que el cerdo se sostuvo y hasta evidenció un un ligero crecimiento. 

“Lo que verdaderamente está limitando la recomposición de precios de la carne es la escasa capacidad de compra que presenta el consumidor en relación a tal nivel de oferta”, remarcaron desde la entidad rosarina.

En este contexto, considerararon que el ajuste de precio de la carne puede llegar por de dos maneras: a través de una mejora sustancial de la capacidad de compra del consumidor local o bien por una contracción significativa del nivel de oferta disponible.

Por el momento, no existen -al menos hasta fin de año- chances concretas para que se materialicen estos escenarios.

En el primer caso -y más allá del impacto del aguinaldo en consumo de diciembre-los principales analistas no proyectan por el momento una recomposición significativa de los ingresos reales, hasta pasado el primer trimestre de 2025. 

En el caso de la segunda variable, argumentaron que “es muy poco factible que se observe de aquí fin de año, dado el elevado nivel de ocupación que aun presentan los feedlots, sumado a la importante recomposición de los sistemas pastoriles”.

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